Arquitectura y ciudad

Desarrollar en Melilla un Seminario Nacional sobre Arquitectura
y Ciudad no deja de ser «un extraño caso» que recuerda,
además, el tópico aurisecular que en formulación cervantina es
«una espada, un sepulcro, una memoria». Espada que destruye
nuestras ciudades y su patrimonio histórico. Sepulcro que encierraoculta
e ignora. Memoria de la que se carece.
Generar, o intentarlo, el interés, sobre la singularidad arquitectónica
y el desarrollo urbano, historiográfico, planeamientos
y criterios de intervención en conjuntos históricos..., con la consiguiente
cercanía o aproximación al ciudadano de la realidad urbanística,
son-fueron objetivos del Seminario.
No volveremos a una Edad de Oro más o menos mítica e irreal,
no dejaremos de ser «grandes destruidores de edificios», pero el
Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
y la Dirección General de Bellas Artes hacen el milagro extraño
y que no quede en «vanas esperanzas de la gente».
Muy parecidas palabras abrían las jornadas que se desarrollaron
en Melilla durante los días 12, 13 y 14 de Diciembre de 1989
y los trabajos que siguen, con sus diversas búsquedas, son también
prueba de ello. En principio no serán en sí mismos una historia
de las representaciones, tampoco se pretendía, pero sí una
contribución varia para una historia de la problemática «conservacionista
», en el sentido más amplio del término.
Mi propósito no es detenerme ante esta noción, tan cotidiana
y tan reciente de práctica conservacionista. Se trata de tomar distancia
de ella, contornear su supuesta evidencia familiar, analizar
el contexto teórico práctico al que está asociado. La práctica a
que nos referimos aparece tardíamente a principios del siglo XIX,
un hecho que no hay que subestimar ni sobreinterpretar.